"No podemos cambiar el viento, pero sí podemos ajustar las velas".
Enlace original foto: Sergio Rico, el niño que no quería acabar de entrenar. (www.estadiodeportivo.com)
En el fútbol, como en la
vida, hay cosas que podemos controlar, y cosas que no podemos
controlar. Las lesiones, el árbitro, el nivel y estado de ánimo del
rival, el público... incluso el clima, si llueve, o si hace excesivo
calor. Todas ellas son variables que se escapan a nuestro control,
que influyen en el juego, pero que a su vez, no son determinantes.
Es
fácil apreciar en un equipo que acumula varias victorias, además de
tener buen rendimiento, que la suerte también la tiene de cara, todo
le sale. Por el contrario también ocurre. El equipo que encadena
resultados insatisfactorios, incluso observándose a priori buen
rendimiento en los jugadores, parece sin embargo, que por mucho que
se esfuercen, la suerte les ha dado la espalda. ¿Hasta qué punto
influye la suerte en el fútbol? ¿hasta qué punto podemos tener
control sobre ella? Sin duda, el entrenador o deportista que consiga
poner el viento a su favor marcaría la diferencia, sería
determinante.
En mis charlas suelo poner como ejemplo de suerte a
Sergio Rico. Este chico de 21 años, hace apenas dos temporadas, era
el segundo portero del Sevilla Atlético, el equipo filial del
Sevilla FC. No sabemos qué se le podía pasar por la cabeza, pero a
todo el que le guste el fútbol, lo que quiere es jugar, es posible
que incluso se planteara dejarlo. La cuestión es que la suerte
quiso, por lesión de los porteros, que Sergio debutase con el primer
equipo en septiembre de 2014, en Primera División. A día de hoy
como ya sabemos es portero titular y flamante campeón de la Europa
League.
La suerte llega, incluso para los equipos que creen haberla
perdido, y siempre está presente en cada partido. Pero lo
verdaderamente interesante no es confiar en que venga o no de cara,
sino poder gestionarla a tu favor. A todos nos corresponde una parte
de suerte. Si Sergio no hubiera estado a la altura, posiblemente el
Sevilla FC hubiera buscado otro portero en el mercado de invierno. Si
no estás preparado, no gestionas tu parte de suerte. Cuando ni
siquiera controlas lo que depende de tí, la suerte te gana terreno,
y tus probabilidades de éxito se reducen al mínimo.
Para empezar a
gestionar tu parte de suerte, lo primero que debes hacer es tener el
control de aquellos factores que dependen únicamente de tí. A
medida que haces tus entrenos de mayor calidad, y ejerces más
control sobre el estrés, la ansiedad, las dudas y los miedos, tu
capacidad de concentración y tu autoconfianza aumentan.
Entonces
suceden varios fenómenos. Detectas con mayor eficiencia cuando la
suerte está de tu parte y cuando no lo está. Cuando te da una
oportunidad o cuando debes reaccionar, te anticipas, y le tomas
ventaja. Por otro lado, suele suceder también, que tu seguridad es
percibida por el rival como amenazante, lo cual, dependiendo de la
presión y la calidad de sus propios recursos para hacerle frente,
puede interferir o reducir su propia eficacia. Le sigues ganando
terreno a la suerte.
A medida que vayas adquiriendo práctica en la
gestión de la suerte, verás que en gran parte, tener o no tener
suerte depende de tí, que ante situaciones similares, habrás tenido
buena o mala suerte dependiendo de lo preparado que estés.
La gestión de la suerte es la gestión de tí mism@.
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