lunes, 7 de diciembre de 2015

Las 5 tips del equipo ganador.

TRABAJAR DURO: Es increíble la cantidad y calidad de los errores que se pueden ver durante un entrenamiento. Para que cundan los entrenos tus deportistas deben emplearse a fondo. Lo que no se exige en los entrenamientos no se puede exigir luego en el partido. De ahí que muchos entrenadores opten por convocar a sus jugadores en función no sólo de su grado de esfuerzo durante los entrenamientos sino también de otros aspectos indicativos de su compromiso, como la puntualidad, la disciplina o el compañerismo. Si sacas a jugar a los que no corren en los entrenos, le faltas al respeto a los que dejas en el banquillo.

MOTIVARSE A SÍ MISMO: Si motivas a tu equipo en función de los goles o el resultado, cuando es favorable, ¿cómo le subes la moral cuando van perdiendo? ¿tiene tu equipo control sobre sí mismo? ¿o va a la deriva de los resultados? Siempre existen factores positivos a destacar relacionados con el buen rendimiento, como “nunca antes habíamos tenido un inicio con un ritmo tan bueno…”, “nunca antes nos habíamos ido al vestuario con un empate jugando fuera de casa”… Es recomendable centrar la atención en lo positivo del equipo, y evitar frases del tipo “si hubiéramos hecho esto…”,  “si hubiera jugado Pablito…”, “si no hubiéramos cometido tal error…” lamentarse no te ayudará a enfocar tu atención en las posibles soluciones.


TOMAR RIESGOS: El equipo que no asume riesgos es por miedo a fallar, miedo a sentirse ridículo, o a ser criticado. Para que un equipo se arriesgue se necesitan dos cosas: buena confianza o cohesión entre el grupo y saber que en el caso de equivocarse tendrá apoyo en lugar de críticas.


ASUMIR ERRORES: Reconocer tus propios errores es el mejor indicador de tu autoestima. Un equipo que no asume sus errores, no podrá mejorar sus puntos débiles pero tampoco darán valor a sus puntos fuertes. Si al finalizar el partido, criticas los errores de tus jugadores, ellos necesitarán subir su autoestima no reconociéndolos. Cada trabajo tiene su momento.


CONTAR CON APOYO: Si como entrenador te crees autosuficiente, tus jugadores considerarán esa actitud como una cualidad. Esto puede serlo en otros aspectos de la vida, pero no en un deporte de equipo. El trabajo colectivo requiere reducir las individualidades, tanto a nivel táctico como a nivel mental. Especialmente en el deporte base, el compañerismo y la cohesión diferenciarán al buen equipo del equipo ganador, el que siempre estará arriba.



lunes, 2 de noviembre de 2015

Lo más importante es divertirse... pero si ganamos mejor.

Si le preguntas a un entrenador de deporte de iniciación “¿Qué es lo más importante de cara al próximo partido o competición? Posiblemente te conteste que lo más importante en esas edades sea divertirse y aprender, y muchos añadirán  “pero si además ganamos mejor”.


Cada vez la psicología está más presente en el deporte, y todos de alguna manera u otra conocemos que además de la comunicación verbal también usamos un lenguaje no verbal. Este lenguaje no verbal es mucho más difícil de poder controlar, y está muy vinculado a nuestros pensamientos, sentimientos y actitudes más arraigadas. Los mensajes no verbales transmiten mucha más fuerza que los verbales, van directos a lo más profundo de nuestro ser, posiblemente porque son más viscerales,  reflejan nuestro auténtico estado interno  y no requiere en el receptor el procesamiento cognitivo que necesita el lenguaje verbal.

¿Qué pasaría si le preguntas a tus chicos: qué es lo más importante de cara al próximo partido? ¿crees que te responderán aprender más y pasárnoslo bien?  ¿o dirán ganar, marcar un gol, que no me marquen? ¿por qué ocurre esto entonces?

Posiblemente tenga que ver con nuestra actitud competitiva como adultos. Podemos ser plenamente conscientes que lo más importante en el deporte base es formarse, divertirse, socializarse, mejorar habilidades psicomotrices, desarrollar una personalidad o un carácter equilibrado, adquirir valores. Pero sabemos que esto no es suficiente, porque los chicos siguen imitando el modelo adulto de competición. Se les transmite a través del lenguaje más fuerte y contundente, el no verbal. 

Un buen consejo para tener plena consciencia de lo que realmente trasladamos a nuestros jugadores o deportistas es auto-observarnos, prueba grabarte en video. Es una de las metodologías que seguimos en nuestra consulta, y es muy eficaz para mejorar nuestras habilidades como entrenador. Fíjate no sólo en el contenido de lo que dices sino en cómo lo dices, cómo reaccionas ante los fallos o el resultado, los goles, los puntos, el ganar o el perder… levantar las manos, dar pitidos, aplausos, gestos de aprobación levantando el pulgar, llevarte las manos a la cabeza, dar saltos, cruzarte de brazos, encoger los hombros…

Una de las razones para reaccionar así es la falta de formación que tienen los entrenadores en materia de enseñanza y aprendizaje. El entrenador puede estar formado y capacitado para entrenar, pero entrenar a niños es otro cosa, requiere un plus. Generalmente se copia o adapta la metodología que se usa para entrenar a los adultos, que conlleva trabajar con el mismo tipo de objetivos, los de resultados. Los objetivos de resultados están indicados sólo a partir de la categoría cadete y en un bajo porcentaje, pongamos que podrían ocupar el 25% del total de los objetivos de la temporada, siendo el 75% los correspondientes a objetivos de realización o formativos.

Se puede apreciar el impacto de esta metodología en los niños. Pueden comportarse con más permisividad o habituación ante el juego duro, les dan menos importancia a la diversión antes o después del partido, les dan más importancia a ganar, marcar un gol, o no encajarlo en caso de ser portero… piensan mucho los días antes del partido, pueden tener miedo o preocupación de no hacerlo lo bastante bien, se ponen nerviosos o inquietos antes del partido, si les pides que se acuerden de un momento determinado de la competición, es muy probable que evoquen una situación o experiencia negativa o no satisfactoria.

Esto en los porteros es especialmente importante. El portero puede aprender a enfocar el juego como cooperativo o como rivalidad. La cooperación es la energía que se orienta hacia el perfeccionamiento de la ejecución de la conducta o tarea, y nos enriquece a todos. Mientras que la rivalidad, mal entendida, hace que centres tu atención en el ego, en ti mismo, en ser el mejor. ¿los porteros que entrenan en un mismo equipo lo hacen desde la cooperación o desde la rivalidad? Si tienes un enfoque orientado a la rivalidad te frustrarás con facilidad por no cumplir tus erróneas expectativas.

¿Qué ocurre cuando recibes un gol o cometes un error? Los porteros pueden disponer de largas pausas las cuales te pueden machacar mentalmente si no las sabes manejar. Si tienes un enfoque centrado en el ego tendrás pensamientos negativos y distractores. Te acompañarán malas sensaciones que incluso pueden somatizarse en agarrotamientos, excesivo nivel de activación o incluso provocar lesiones.

Si trabajas un enfoque externo, centrado en la tarea, en qué es lo siguiente que debes hacer, en cómo están anímicamente tus compañeros, qué correcciones o instrucciones debes darle a tu defensa, no entrarás en ese círculo y estarás metido en el partido.

En definitiva, es una cuestión de entrenamiento psicológico, pero tiene su base en las actitudes y valores que entrenadores y padres transmitimos de forma implícita en el día a día.



viernes, 2 de octubre de 2015

¿Jóvenes de alto rendimiento?

Bien es cierto que el deporte base o de iniciación tiene la finalidad de promocionar el desarrollo integral de niños y adolescentes a través de la diversión y el juego, sin embargo también lo es el hecho de que a partir de cierta edad el joven deportista empieza a vincular la satisfacción de la práctica deportiva con el rendimiento percibido.

Fuente: www.youtube.com

¿Qué es el rendimiento percibido? Existen muchas causas por las que los jóvenes suelen abandonar el deporte de competición. La mayoría de las veces la desmotivación está relacionada con el estilo de comunicación del entrenador, con la presión que pueden ejercer ciertos padres o madres, o con el bajo rendimiento percibido por parte del propio deportista. De ahí la importancia que tiene también en el aspecto psicológico, que el entrenador lleve un registro de rendimiento para cada deportista, tanto en los entrenos como en competición, mediante el cual ofrezca un feedback objetivo y sistemático del rendimiento.

Es frecuente que los deportistas, y más aún los jóvenes y adolescentes a partir de los 12 ó 13 años, realicen juicios y valoraciones distorsionadas o poco realistas sobre su propia actuación en la competición. Tanto si es por exceso como por defecto, estas valoraciones sobre uno mismo acaban desmotivando al deportista. En el primero de los casos puede que el deportista se plantee expectativas poco alcanzables o muy elevadas, con lo cual se frustrará constantemente por no lograr sus objetivos, “no se permiten fallar”. Por el contrario, si el deportista se infravalora su foco de atención durante la competición se reducirá a los errores que comete, y no será consciente de sus buenas actuaciones o no las valorará lo suficiente, lo que le generará inseguridad y falta de confianza en sí mismo.

La ansiedad o estrés en una competición suele ser consecuencia de la propia percepción que tiene el deportista de no estar preparado o no confiar en su propio rendimiento, de otro modo el deportista percibirá su nivel de activación como fuerza motivadora positiva para la competición, y no como un estresor.

La insatisfacción o frustración que generan los pensamientos o creencias negativas sobre el propio rendimiento, el elevado coste personal que suponen los entrenamientos y la existencia de otras alternativas que van surgiendo más atractivas para los adolescentes para ocupar su tiempo a esas edades acaban con lo que podría haber sido una promesa deportiva o una carrera profesional en el mundo del deporte. Todos tenemos la experiencia de conocer chicos y chicas con talento que nunca llegaron a explotarlo.

¿Por qué un deportista puede desarrollar “miedo a fallar”? ¿a fallarle a quién? ¿tiene que ver con las expectativas de padres, madres o entrenadores? ¿cómo influyen las expectativas en la motivación que se le da al deportista? Existen conductas deportivas “inhibidas o bloqueadas” porque se han asociado a consecuencias negativas.  Se cree que se obtienen resultados positivos e inmediatos con las pequeñas broncas, esto es un error muy común. Las broncas, por llamar de alguna manera a la típica reacción negativa que podemos tener cuando se da una situación no deseada, dan resultado inmediato sobre aquellas conductas relacionadas con el esfuerzo físico y cuando lo que se quiere es elevar el nivel de activación del deportista o su motivación. En cualquier caso deben emplearse muy dosificadamente para no correr el riesgo de que el deportista se habitúe y así no tener que recurrir a una gran bronca, cada vez mayor, con lo que ya no tendría el efecto deseado.

Pero las broncas nunca tienen un efecto positivo sobre conductas que requieren atención y concentración por su precisión, como los tiros libres, un penalti, un servicio, o porque estén en proceso de aprendizaje por lo que el alumno necesita prestar atención consciente a sus movimientos por no estar aún automatizados. El tales casos la bronca, o el gesto o mirada de desaprobación suele provocar “miedo a fallar” o lo que es lo mismo “miedo a la bronca”, debido a que el deportista puede experimentar un elevado nivel de activación que dificulta la concentración, aumentando las probabilidades de error o fallo, y asociando la conducta a un doble castigo, el fallo y la percepción de desaprobación. Lo que ocurre posteriormente es que el deportista se sobreactiva negativamente de manera anticipada sólo de pensar que debe realizar la conducta.

El resultado es la inhibición o bloqueo mental, inseguridad, ansiedad y mala ejecución. Se entiende que son factores de suficiente peso como para explicar en algunos casos lo que inexplicablemente ocurre cuando “entrena bien pero luego rinde por debajo de sus posibilidades”.


¿Cuidamos nuestras expectativas hacia los resultados? ¿Cómo puede influir en la autoestima? En el deporte se premian los resultados de manera natural, si marcas un gol, anotas un punto, metes una canasta, si ganas una competición, un partido… eso ya lleva su premio para el deportista, entonces ¿corremos riesgos cuando sobrevaloramos el resultado? ¿es sano que la autoestima del deportista fluctúe positiva o negativamente en función de los resultados? ¿cómo puedo rendir al máximo si a nivel mental me pongo límites? ¿pueden los jóvenes generalizar el éxito o fracaso como deportista al éxito o fracaso como persona? ¿cuántos de vosotros os preparáis mentalmente para una competición a pesar de saber lo importante que es?

jueves, 3 de septiembre de 2015

Padres que suman.

“Míster, mañana no puedo ir porque tengo que estudiar”, “Mi hija dice que se encuentra mal, no podrá ir al partido…”, “¡Mañana castigado sin entrenar!”, ¿qué entendemos cuando oímos “tiene miedo a fallar”?, “entrena bien pero luego no rinde en la pista”, “por más que se lo digo no presta atención”, “se bloquea”, “es muy despistado”, “¡es que no corres!”, “¡el próximo partido lo ganas seguro!”.

Fuente: www.knfutbol.com

Muchos padres y madres de niños y jóvenes deportistas se preguntan alguna vez ¿cómo podrían ayudar a sus hijos a mejorar su rendimiento deportivo? ¿podemos hacer algo? ¿o sólo es cosa del entrenador o del club? Aunque en otras ocasiones es el entrenador quien se pregunta ¿quién es el entrenador aquí, los padres o yo?

En definitiva, sabemos que este camino tiene muchas curvas, y las pautas educativas que siguen los padres influirán en la trayectoria deportiva de los hijos, mediará positiva o negativamente en determinados momentos claves.

Los padres evidentemente forman un pilar fundamental en la formación deportiva, tanto es así, que ninguna escuela deportiva puede aspirar a crecer si no tiene entre sus objetivos prioritarios conseguir su colaboración, formarlos y asesorarlos para que sus pautas educativas sumen.

¿Qué pasaría si un padre le da a su hijo instrucciones deportivas contradictorias a las de su entrenador? ¿A quién creéis que hará caso el niño? ¿Qué ocurrirá si sigue las instrucciones de su padre? ¿Y si sigue las instrucciones del entrenador, las seguirá con la confianza suficiente para ejercutarlas correctamente? ¿aprenderá de un entrenador que no tiene credibilidad para él? ¿estará motivado en los entrenos?

Otro ejemplo. Pablo está viendo un partido en la tele, de repente su padre salta del sofá agitando los brazos e insultando al árbitro, ¿cómo esperas que reaccione Pablo en su próximo partido si el árbitro le pita “en contra”?  ¿le ayuda este aprendizaje que ha adquirido en casa a su formación deportiva?

Los niños aprenden principalmente por observación, imitando las conductas de los adultos más influyentes para ellos. Si tu hijo comete un error o falla en una competición… y tú le echas la culpa al árbitro, al rival, a otro compañero, al entrenador… interiormente le estás quitando protagonismo, estás atribuyendo la causa de su error a algo externo, a algo que no depende de él, sin querer le estás lanzando ese mensaje. Visto de este modo ¿cómo puedes motivar a un niño a mejorar su rendimiento, a superarse, a aprender de las derrotas, si erróneamente cree que sus fallos no dependen de él?

La sobrevaloración del resultado. Carlos está muy contento porque en el partido de hoy ha marcado un gol, su equipo ha ganado y sus padres lo han felicitado, están muy orgullosos de él, también le han dado la enhorabuena sus primos,  sus amigos y sus abuelos. Han puesto fotos en las redes sociales y para celebrarlo se han ido a cenar a una pizzería. La semana siguiente, Carlos no marca ningún gol. Sus padres le han dicho que no pasa nada, que ha jugado muy bien, y que están seguros que para el próximo partido marcará. Carlos se queda conforme con las palabras de sus padres, pero en su interior algo le dice que tenía que haber marcado un gol. En el siguiente partido Carlos tampoco marca, estaba ansioso por ese gol. A pesar de que sus padres le dicen que ha jugado bien, y que no es para tanto, Carlos se siente decepcionado, está convencido que sus padres esperaban que marcase ¿sobrevaloras el resultado cuando motivas a tu hijo? ¿eres consciente que puedes estar motivando a tu hijo en función de unas expectativas que no están orientadas a la formación?

¿Cómo evitar frases como “mañana no puede ir a entrenar porque tiene que estudiar”? ¿ayudas a tu hijo a planificar la semana? ¿realmente le damos valor a que nuestro hijo practique deporte? ¿y a los entrenamientos? ¿sabes aprovechar las oportunidades que te ofrece el deporte para que tu hijo sea más responsable? ¿le preparas tú la bolsa de entrenamiento? ¿le enseñas a ser puntual? ¿refuerzas los hábitos de descanso antes de las competiciones? ¿crees que enseñando a tu hijo a asumir responsabilidades contribuyes también a su formación deportiva? ¿sabes usar técnicas psicopedagógicas que te ayuden a educar a tu hijo?


El papel de los padres y madres en la práctica deportiva de nuestros hijos no se reduce a acompañarlos a los entrenos, a animarles en los partidos, a apoyarles al terminar la competición, sabemos que es mucho más que eso. 

¿Y tú? ¿Quieres SUMAR?

sábado, 6 de junio de 2015

El fútbol como medio educativo.

"El fútbol tiene un papel importante que desempeñar en la sociedad. Los jugadores deben tener un sentido de responsabilidad social" (Vicente del Bosque). 

Enlace original foto: www.futbol-tactico.com


Cada vez son más frecuentes los partes arbitrales donde se contemplan insultos, amenazas o agresiones. Lo peor, que dichas incidencias son también habituales en el fútbol base, donde la víctima en muchas ocasiones es el árbitro, que puede contar con 16 o 17 años. Si además el árbitro es mujer, no le queda otra que aguantar la carga del machismo, tan inherente aún a este deporte. 

Los padres y madres juegan aquí un papel fundamental. Si se insulta al árbitro, figura de autoridad, el niñ@ o adolescente también lo hará, a lo mejor no en ese momento, a lo mejor no a esa figura de autoridad. Si papá o mamá ridiculiza a un compañero, se aprenderá este modo de interacción social como medio para alimentar la autoestima. Si se verbaliza que "las mujeres no tienen nada que hacer en el fútbol", si el árbitro "está ciego" o "es muy malo", o un jugador es un "bulto", el niñ@ asimilará esas actitudes, las expresará de igual modo y reaccionará conforme a ellas. Por supuesto estas expresiones son de las más suaves que se pueden oír cualquier sábado o domingo. 

El fútbol es el deporte más practicado con diferencia. Según informe del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, en el 2014 se registraron en Andalucía 145.195 licencias para jugadores y 4.790 clubes federados, siguiéndole el baloncesto con 53.404 licencias y 607 clubes. Este es un dato que no puede pasar desapercibido para nadie. El fúbol base como cualquier otro deporte de iniciación tiene una finalidad principalmente educativa y lúdica.

 Cuando apuntamos a nuestro hij@ a una escuela de fútbol, ¿lo hacemos porque pensamos que será el próximo Messi? ¿porque creemos que tiene talento y se podrá ganar la vida en el mundo del fútbol? ¿lo apuntas simplemente para que realice una actividad deportiva? En cualquiera de los casos, debemos ser conscientes, que cuando "metemos" a nuestro hij@ en una escuela o club, también lo estamos incorporando en un contexto educativo y social. Esto quiere decir, que no sólo adquieren los aprendizajes técnicos y tácticos, o mejoran su condición física, además se empapan de actitudes, comportamientos y valores.

 El entrenador o monitor deportivo será un ejemplo a seguir para los alumnos, quienes aprenden principalmente por imitación. Lo que haga o diga el entrenador lo harán ellos. Entrenadores y monitores tienen la difícil tarea de crear un clima de cooperación y cohesión entre los alumnos a través del cual aprenderán a afrontar un determinado problema, a respetar decisiones de figuras de autoridad, a tolerar las derrotas, a compartir, a ser responsables del material, a superar retos, a jugar en equipo, a implicarse, a ser humildes cuando se gana, a esforzarse para conseguir algo, a ayudar al compañero... 

Los clubes y escuelas deportivas tienen la responsabilidad de educar en actitudes, comportamientos y valores que fomenten el desarrollo personal como cualquier otro contexto educativo, y las federaciones territoriales deben velar porque así sea. Es más, deben facilitar y reforzar la formación académica de sus alumnos así como controlar el comportamiento de los padres en las instalaciones deportivas. ¿Cómo reaccionaríamos si en el cine una persona se levanta y grita insultando al protagonista? Es absurdo. Las escuelas que se preocupan de esto tienen un valor añadido cara a la sociedad. El fútbol en niñ@s y adolescentes es educación y diversión. 

Hoy día todas las escuelas y clubes cuentan con buenos profesionales que instruyen en técnica y táctica a un gran nivel, si el niño tiene talento llegará lejos. Los padres y madres tenemos la obligación moral, de buscar el mejor entorno de aprendizaje para nuestros hijos. No vale apuntarlo en una escuela o club porque esté más cerca, porque allí vayan sus amigos, o porque sea de "mayor categoría", no se puede tomar esto tan a la ligera. Debemos seleccionar la escuela más coherente con las actitudes y valores con los que educamos en casa, la que nos dé mayor seguridad en la formación de aquellos aspectos de la personalidad del niño que servirán de eje para su desarrollo psicosocial. Después de todo, al margen del talento, al final lo que queda es la persona.

miércoles, 27 de mayo de 2015

¿Por qué juegas al fútbol?

"No te voy a echar la bronca si pierdes un pase, o si fallas un despeje que nos cueste un gol, siempre y cuando sepa que estás dando el 100%. Yo podría perdonar cualquier error, pero no perdonaré al que no entregue su alma y su corazón al Barcelona".

Enlace original foto: www.tz.de

Este entre otros fue uno de los mensajes que Pep Guardiola daba a sus jugadores en su primera charla en el FC Barcelona, según el periodista Guillem Balagué. 

Podemos ver en muchos artículos, libros o cursos las características psicológicas que debe tener un buen entrenador. Ser un buen líder, aspecto que está muy de moda, es una característica esencial sin duda. Hay muchos tipos de líderes, y el mejor es el que adapta el estilo de liderazgo a las circunstancias sacando el mejor rendimiento del equipo en cada una de ellas. Hay que ser autocrático cuando hay que serlo, del mismo modo que se debe saber cuando ser permisivo. Otra característica muy estudiada en psicología deportiva son las habilidades de comunicación. También existen rasgos de personalidad que se relacionan con el éxito o los buenos resultados, o que facilitan la labor del entrenador; o la formación en psicología, para saber aplicar técnicas de motivación, de modificación de conducta, el feedback, el reforzamiento, el trabajo por objetivos... 

Pero, al margen de todos estos superpoderes, difíciles de conseguir en una misma persona, o al menos de aplicar en el día a día, ¿cuál podría ser la cualidad más importante en un entrenador? ¿qué debe transmitir a sus jugadores? Sin duda, la PASIÓN. El día que un entrenador no transmita su pasión por el fútbol y por el escudo que viste, no tendrá nada que enseñar. 

Lo primero que debe tener claro un futbolista es el motivo por el que juega al fútbol. Existen dos tipos de motivaciones, la intrínseca o centrada en la tarea, y la extrínseca o centrada en el ego. Si juegas al fútbol porque disfrutas con el balón, porque te gusta mejorar tu técnica y superarte A TÍ MISMO, porque te diviertes, tu motivación está centrada en la tarea, es intrínseca a lo que haces. Si en cambio, juegas porque tu padre quiere que seas futbolista, porque lo que te gusta es ganar, da igual el deporte que sea, porque alimentas tu autoestima queriendo ser el mejor, centrándote en tí mismo en lugar de en lo que haces, tu motivación es extrínseca (al fútbol) o lo que es lo mismo, está centrada en tu ego. 

Para mí, lo más importante que puede transmitir un entrenador es su PASIÓN, contagiar a todo el equipo de su PASIÓN por el fútbol, crear un clima motivacional que favorezca la cooperación en lugar de la rivalidad. La cohesión grupal centrada en la tarea, la implicación de los jugadores, no sólo es que yo rinda al 100%, es que ayude a mi compañero a que también rinda al máximo, esto es fundamental en los deportes de equipo. Para mí el entrenador es la única persona que puede cambiar la concepción del fútbol en sus jugadores, hacer que disfruten con el fútbol y que sientan esa pasión por los verdaderos valores deportivos.

viernes, 22 de mayo de 2015

La gestión de la suerte.

"No podemos cambiar el viento, pero sí podemos ajustar las velas". 

Enlace original foto: Sergio Rico, el niño que no quería acabar de entrenar. (www.estadiodeportivo.com)

En el fútbol, como en la vida, hay cosas que podemos controlar, y cosas que no podemos controlar. Las lesiones, el árbitro, el nivel y estado de ánimo del rival, el público... incluso el clima, si llueve, o si hace excesivo calor. Todas ellas son variables que se escapan a nuestro control, que influyen en el juego, pero que a su vez, no son determinantes. 

Es fácil apreciar en un equipo que acumula varias victorias, además de tener buen rendimiento, que la suerte también la tiene de cara, todo le sale. Por el contrario también ocurre. El equipo que encadena resultados insatisfactorios, incluso observándose a priori buen rendimiento en los jugadores, parece sin embargo, que por mucho que se esfuercen, la suerte les ha dado la espalda. ¿Hasta qué punto influye la suerte en el fútbol? ¿hasta qué punto podemos tener control sobre ella? Sin duda, el entrenador o deportista que consiga poner el viento a su favor marcaría la diferencia, sería determinante. 

En mis charlas suelo poner como ejemplo de suerte a Sergio Rico. Este chico de 21 años, hace apenas dos temporadas, era el segundo portero del Sevilla Atlético, el equipo filial del Sevilla FC. No sabemos qué se le podía pasar por la cabeza, pero a todo el que le guste el fútbol, lo que quiere es jugar, es posible que incluso se planteara dejarlo. La cuestión es que la suerte quiso, por lesión de los porteros, que Sergio debutase con el primer equipo en septiembre de 2014, en Primera División. A día de hoy como ya sabemos es portero titular y flamante campeón de la Europa League. 

La suerte llega, incluso para los equipos que creen haberla perdido, y siempre está presente en cada partido. Pero lo verdaderamente interesante no es confiar en que venga o no de cara, sino poder gestionarla a tu favor. A todos nos corresponde una parte de suerte. Si Sergio no hubiera estado a la altura, posiblemente el Sevilla FC hubiera buscado otro portero en el mercado de invierno. Si no estás preparado, no gestionas tu parte de suerte. Cuando ni siquiera controlas lo que depende de tí, la suerte te gana terreno, y tus probabilidades de éxito se reducen al mínimo. 

Para empezar a gestionar tu parte de suerte, lo primero que debes hacer es tener el control de aquellos factores que dependen únicamente de tí. A medida que haces tus entrenos de mayor calidad, y ejerces más control sobre el estrés, la ansiedad, las dudas y los miedos, tu capacidad de concentración y tu autoconfianza aumentan. 

Entonces suceden varios fenómenos. Detectas con mayor eficiencia cuando la suerte está de tu parte y cuando no lo está. Cuando te da una oportunidad o cuando debes reaccionar, te anticipas, y le tomas ventaja. Por otro lado, suele suceder también, que tu seguridad es percibida por el rival como amenazante, lo cual, dependiendo de la presión y la calidad de sus propios recursos para hacerle frente, puede interferir o reducir su propia eficacia. Le sigues ganando terreno a la suerte. 

A medida que vayas adquiriendo práctica en la gestión de la suerte, verás que en gran parte, tener o no tener suerte depende de tí, que ante situaciones similares, habrás tenido buena o mala suerte dependiendo de lo preparado que estés. 
La gestión de la suerte es la gestión de tí mism@.

martes, 28 de abril de 2015

La preparación psicológica del piloto.

"Creo que saber controlar las emociones es una de las cualidades más importantes que debe tener un deportista, pues según qué pensamientos te pueden traicionar" (Jorge Lorenzo).

Enlace original foto: www.lavanguardia.com


A diferencia de los deportes de equipo, en el motociclismo como deporte individual el resultado depende del rendimiento del piloto, quedando en un segundo plano la escuadra y la máquina. A ésto debemos añadir dos peculiaridades que tienen los deportes de motor: la dependencia con la máquina (tal es así que un fallo o error mecánico pueden dejar al piloto fuera de la carrera) y el riesgo real inherente a estos deportes. Estas circunstancias, hacen que el piloto esté sometido a gran presión, por lo que la preparación psicólogica adquiere un papel fundamental en cuanto a la capacidad de concentración y la autoconfianza. Si bien el entrenamiento psicológico debe desarrollarse durante toda la temporada, en los entrenamientos, al igual que la preparación física y técnica, es en competición donde se convierte en clave del éxito o del fracaso.

RUTINAS: Todo piloto tiene una serie de rutinas o hábitos previos a la competición que les sirven para percibir que todo está bajo control, generando un clima de seguridad y confianza. Estas rutinas se establecen de manera planificada y organizada a modo de agenda, y forman parte del llamado "plan precompetición". Las actividades del plan abarcan desde el tipo de comida o el ocio, hasta la antelación con la que le gusta llegar al piloto a la pista. Todo lo que ocurra desde los días previos hasta el momento de la competición debe estar perfectamente controlado para no generar sensación de incertidumbre o falta de control.

CONCENTRACIÓN: En competición la concentración es la clave del rendimiento. El piloto debe controlar las distracciones externas e internas. Los espectadores, el ambiente de competición, así como los pensamientos involuntarios pueden generar ansiedad e inseguridad. Se suelen usar herramientas psicologicas previamente entrenadas como el dialogo interno, la focalización de la atención o las palabras claves que ayudan al piloto a mantener la concentración en momentos de alta intensidad como el semáforo. Durante la carrera es muy importante mantener la mente ocupada en la tarea, en el próximo movimiento o acción, en el punto de frenada o el ángulo de inclinación en curva por ejemplo. Ésto tiene dos explicaciones, primero, que el piloto de este modo evita pensamientos negativos que pueden bloquear o reducir el rendimiento (como por ejemplo pensar en el riesgo o las consecuencias de una determinada acción), y en segundo lugar, que al centrarse sólo en la tarea, la ejecución o acción será de mayor calidad reforzando así la confianza del piloto.

ACTIVACIÓN: Controlar las emociones es un aspecto muy importante para el piloto, tanto previamente como durante la competición y está muy relacionado con la capacidad de concentración. El piloto puede entrenar técnicas de relajación o respiración para controlar su nivel de activación fisiológica en momentos determinados de la competición. En este sentido el nivel de activación no debe ser muy alto ni tampoco muy bajo, ya que competir requiere mantenerse alerta. Pero más importante aún es el estado anímico, la confianza y seguridad en sí mismo, y ésto también se trabaja.

AUTOEVALUACIÓN: Así es, tan importante es la fase competitiva como la postcompetitiva en el aspecto psicológico. Es el momento de evaluarse a sí mismo. Esta evaluación debe centrarse en el rendimiento independientemente de los resultados, y se hace de igual forma tras los entrenamientos. El piloto debe contemplar las sensaciones positivas experimentadas durante la carrera, disfrutar de sus logros y objetivos personales, de su rendimiento. Del mismo modo debe identificar los errores preguntándose cómo se podría haber evitado o cómo se podría haber ejecutado mejor esa acción. La evaluación de los errores no deben contemplar aspectos personales ni malas sensaciones ya que ésto puede dar lugar a ideas o sentimientos negativos para el rendimiento en el futuro.

"Para ganar principalmente tienes que divertirte, tiene que gustarte lo que haces" (Dani Pedrosa).