Si le preguntas a un entrenador de deporte de iniciación
“¿Qué es lo más importante de cara al próximo partido o competición?
Posiblemente te conteste que lo más importante en esas edades sea divertirse y
aprender, y muchos añadirán “pero si además
ganamos mejor”.
Cada vez la psicología está más presente en el deporte, y
todos de alguna manera u otra conocemos que además de la comunicación verbal
también usamos un lenguaje no verbal. Este lenguaje no verbal es mucho más
difícil de poder controlar, y está muy vinculado a nuestros pensamientos,
sentimientos y actitudes más arraigadas. Los mensajes no verbales transmiten
mucha más fuerza que los verbales, van directos a lo más profundo de nuestro
ser, posiblemente porque son más viscerales, reflejan nuestro auténtico estado interno y no requiere en el receptor el procesamiento
cognitivo que necesita el lenguaje verbal.
¿Qué pasaría si le preguntas a tus chicos: qué es lo más importante
de cara al próximo partido? ¿crees que te responderán aprender más y pasárnoslo
bien? ¿o dirán ganar, marcar un gol, que
no me marquen? ¿por qué ocurre esto entonces?
Posiblemente tenga que ver con nuestra actitud competitiva
como adultos. Podemos ser plenamente conscientes que lo más importante en el
deporte base es formarse, divertirse, socializarse, mejorar habilidades
psicomotrices, desarrollar una personalidad o un carácter equilibrado, adquirir
valores. Pero sabemos que esto no es suficiente, porque los chicos siguen
imitando el modelo adulto de competición. Se les transmite a través del
lenguaje más fuerte y contundente, el no verbal.
Un buen consejo para tener
plena consciencia de lo que realmente trasladamos a nuestros jugadores o
deportistas es auto-observarnos, prueba grabarte en video. Es una de las
metodologías que seguimos en nuestra consulta, y es muy eficaz para mejorar
nuestras habilidades como entrenador. Fíjate no sólo en el contenido de lo que
dices sino en cómo lo dices, cómo reaccionas ante los fallos o el resultado,
los goles, los puntos, el ganar o el perder… levantar las manos, dar pitidos,
aplausos, gestos de aprobación levantando el pulgar, llevarte las manos a la
cabeza, dar saltos, cruzarte de brazos, encoger los hombros…
Una de las razones para reaccionar así es la falta de
formación que tienen los entrenadores en materia de enseñanza y aprendizaje. El
entrenador puede estar formado y capacitado para entrenar, pero entrenar a niños
es otro cosa, requiere un plus. Generalmente se copia o adapta la metodología
que se usa para entrenar a los adultos, que conlleva trabajar con el mismo tipo
de objetivos, los de resultados. Los objetivos de resultados están indicados sólo
a partir de la categoría cadete y en un bajo porcentaje, pongamos que podrían
ocupar el 25% del total de los objetivos de la temporada, siendo el 75% los
correspondientes a objetivos de realización o formativos.
Se puede apreciar el impacto de esta metodología en los
niños. Pueden comportarse con más permisividad o habituación ante el juego
duro, les dan menos importancia a la diversión antes o después del partido, les
dan más importancia a ganar, marcar un gol, o no encajarlo en caso de ser portero…
piensan mucho los días antes del partido, pueden tener miedo o preocupación de
no hacerlo lo bastante bien, se ponen nerviosos o inquietos antes del partido,
si les pides que se acuerden de un momento determinado de la competición, es
muy probable que evoquen una situación o experiencia negativa o no
satisfactoria.
Esto en los porteros es especialmente importante. El portero
puede aprender a enfocar el juego como cooperativo o como rivalidad. La cooperación
es la energía que se orienta hacia el perfeccionamiento de la ejecución de la
conducta o tarea, y nos enriquece a todos. Mientras que la rivalidad, mal
entendida, hace que centres tu atención en el ego, en ti mismo, en ser el
mejor. ¿los porteros que entrenan en un mismo equipo lo hacen desde la cooperación
o desde la rivalidad? Si tienes un enfoque orientado a la rivalidad te
frustrarás con facilidad por no cumplir tus erróneas expectativas.
¿Qué ocurre cuando recibes un gol o cometes un error? Los porteros
pueden disponer de largas pausas las cuales te pueden machacar mentalmente si
no las sabes manejar. Si tienes un enfoque centrado en el ego tendrás
pensamientos negativos y distractores. Te acompañarán malas sensaciones que
incluso pueden somatizarse en agarrotamientos, excesivo nivel de activación o
incluso provocar lesiones.
Si trabajas un enfoque externo, centrado en la tarea, en qué
es lo siguiente que debes hacer, en cómo están anímicamente tus compañeros, qué
correcciones o instrucciones debes darle a tu defensa, no entrarás en ese
círculo y estarás metido en el partido.
En definitiva, es una cuestión de entrenamiento psicológico, pero tiene su base en las actitudes y valores que entrenadores y padres transmitimos de forma implícita en el día a día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario